La lengua que utilizamos en
la actualidad no responde a los mismos rasgos que tenía en sus orígenes.
Ninguna de las lenguas que se utilizan actualmente en la Península Ibérica es
igual a aquellas que se hablaban en el momento en que comenzaron a formarse.
Numerosos factores,
lingüísticos sobre todo, pero también históricos, sociales, etc., hacen que
cada idioma haya evolucionado de manera distinta. El hecho de que diferentes
pueblos hayan ocupado la Península Ibérica a lo largo de la historia explica
que la lengua española, como se verá más adelante, esté plagada de palabras
cuyo origen no es el latín, lengua de la que procede la inmensa mayoría del léxico.
La Península Ibérica, debido
a su situación geográfica, se convirtió históricamente en lugar de paso
obligado entre Europa y el norte de África, lo que hizo de ella espacio de
contacto entre culturas distintas: pueblos del norte de África, celtas,
fenicios, griegos, romanos, visigodos, etc. Como consecuencia de estos hechos,
la diversidad lingüística del territorio peninsular es una de las características
más destacadas en el proceso anterior a la formación de la lengua castellana.
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